Todo lo que rodea la obra de Andy Weir es excepcional. No se trata de una frase hecha, la oiréis muy a menudo de aquí a unos meses, creedme. Primero, cómo fue concebida. Weir no es escritor, en realidad se dedica a programar aplicaciones para móviles. Autopublicó la primera versión en Amazon, y una editorial americana – con muy buen tino – dijo «¡OSTIA!» o «OMFG!» y le llenó los bolsillos de pasta para publicarlo en papel y conseguir los derechos.
El Marciano («The Martian», título original y más conocido incluso fuera de EEUU) narra la historia de un astronauta perdido en Marte debido a un cúmulo de mala suerte. Su tripulación tiene que cancelar la misión y salir del planeta y lo dan – erróneamente – por muerto. Esa es la primera página del libro. A partir de ese momento, Weir nos cuenta la historia fraccionada en entradas al diario de la misión, que más adelante salpicará con otros pasajes y narraciones para ver alguna escena en concreto en perspectiva. Leyéndolo, podríamos pensar que el libro ha estado asesorado por cientos de consultores científicos de la NASA, pero el autor se lo inventó todo. Bueno, aún mejor: buscaba en Google lo que no sabía (lo que hacen los programadores, vamos).
El resultado es una historia con tintes muy científicos, fórmulas y procedimientos de la agencia espacial estadounidense que podríamos pasar por ciertos, y cada uno de los problemas que resuelve detallados al máximo. Al comienzo del libro impresionan – asustan – al lector, pero conforme avanzamos vemos que es necesaria para una historia donde cada uno de esos detalles es la diferencia entre que el protagonista viva, o muera.
Tampoco es una historia de penurias. Mark Watney, el astronauta, es decrito por Weir como una persona divertida, optimista y muy inteligente: digamos que es un cruce entre el típico amigo gracioso que seguro que os imagináis y un astronauta en «modo resuelve problemas» extremo. Con ello, la historia se convierte en una lucha divertida y emocionante, que no se hace pesada y que va in crescendo conforme avanza la historia. Para quienes además nos gusta el espacio, el recorrido que el autor nos regala por Marte y su geografía, es de agradecer: deja de ser aquel planeta lejano y borroso para ser algo más cercano contra lo que lucha el astronauta.
De hecho, la narrativa toma por comienzo un punto de entrada impresionante (la «muerte» de Watney) y continúa mostrándonos todas las perspectivas del problema, ampliando a lo que sucede en la tierra, en la nave de sus compañeros que regresan a casa, convirtiendo una historia solitaria en toda una opera prima espacial. Me ha gustado mucho como Weir identifica los personajes, entrelaza sus historias y sobretodo, endulza la historia principal conforme avanzamos. Además es una lucha personal por la supervivencia combinada con tecnología, que apasionará a cualquiera que le ponga ojitos al último gadget del mercado.
Es uno de los libros que más he disfrutado en los últimos años y si os gusta la tecnología y la ciencia ficción, creo que no debéis perderos esta novela. En mi opinión, Mark Watney ha creado un nuevo tipo de héroe: el héroe tecnológico, el ingeniero que todo lo puede – pasándolas canutas, aquí no hay poderes mágicos – contra todo un Marte en su contra que sólo quiere matarlo. Andy Weir, estoy ansioso por leer tu próxima novela.
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