El primer recuerdo sobre algo escrito por mi es del colegio. En clase, la profesora nos animaba a una especie de concurso donde cada alumno escribía una historia, y después la clase votaba la que más le había gustado. Mi primera historia contaba cómo un grupo de astronautas llegaba a Marte, y gran parte de ella se dedicaba a describir como era la nave espacial que lo conseguía. Ese día gané, y creo que ha sido el premio más importante de mi vida porque aún sigo acordándome de ello en días como hoy.
En los últimos años de colegio, algunos amigos y yo nos dedicábamos a escribir pequeños «fanzines» sobre informática y videojuegos. Estaban rudimentariamente escritos en mi Amstrad CPC 464, y maquetados utilizando la antigua técnica de recortar, pegar, y fotocopiar. Los intercambiábamos, por pura diversión, como parte de cierto interés por continuar las conversaciones del patio. Y también, por las ganas de crear algo propio y de hacer llegar de forma distinta nuestras opiniones al resto.
Gané el segundo premio de cuentos cortos del instituto, con una historia sobre un niño con poderes otorgados gracias a dispositivos electrónicos viviendo en las células de su cuerpo. Creo que lo que más sorprendió al jurado fue que era el único alumno de ciencias puras que se presentaba a un concurso de literatura. Me preguntaron si no me gustaban más «las letras» que «los números», y yo les contesté sorprendido que no entendía que hubiera que elegir.
Un día hablaba con amigos sobre portátiles. Yo no participaba mucho porque me aburría al oír las cifras de velocidad de procesadores, memoria RAM y demás elementos cuantificables del ordenador. Nadie decía lo que me hubiera gustado oír a mi, así que en un momento de la conversación pregunté: «¿Que sensación te da cuando lo usas?«. Y eso lo dije porque vivimos en un mundo plagado de máquinas, pero nosotros no somos una de ellas. Pienso que las sensaciones deben apropiarse de la tecnología, y lo que quería preguntar a aquel chico era algo más que números: ¿que cosas podías crear con él? ¿era fácil hacerlo? ¿te resulta inspirador para ciertas tareas?
Me gustó esa idea de «humanizar» un mundo esclavizado por cifras y valores absolutos, así que pensé que igual podría aportar algo y que podría hacerlo con un medio tan de moda como un blog. Elegí como nombre el día y el mes de la fecha en que me compraron mi primer ordenador (un cuatro del doce…) y me lancé a ver que pasaba.
Hoy hace diez años de ese primer post, diez años escribiendo sobre tecnología en Internet.
Desde ese día, sólo han ocurrido cosas increíbles en mi vida.
Gracias a todos por acompañarme.
4 respuestas a «Un viaje»
Cómo pasa el tiempo…
Oh my gods, cómo pasa el tiempo sip… nos hacemos mayores 😉
Muchas FELICIDADES Pedro!! que sean muchos años más.
Es un placer leer tus artículos. Se hecha bastante de menos la calidad de tus posts en Applesfera. ¿Y para cuando un nuevo AppleCast? Jajaja