Por alguna caja de mi casa todavía conservo una colección de antiguos CDs grabados. Tienen más de 15 años. Uno de ellos me costó completarlo con todo lo que quería. Antes era complicado conseguir esos vídeos y la forma de descargarlos te obligaban a indagar en el código fuente de la página hasta encontrar el mágico enlace al .mov donde estaba lo que buscaba. Y luego había que descargarlos, con aquella triste velocidad de Internet de la época.
Recuerdo que los ordenaba por años, y dentro de cada año, cada evento estaba nombrado con el formato de fecha americana, por aquello de que las columnas de la ventana siempre lo ordenaran por fecha. ¿Cuantas veces habré visto esos vídeos? Aquel CD ya está amarillento – era de los baratos – aunque todavía puede leerse mi destartalada letra: “Videos Apple”.
Prácticamente me las sé de memoria. Me asombraba y fascinaba la forma en la que la empresa mostraba sus productos – y aquel Jobs pletórico, aquel brillo en los ojos – aquella puta magia que parecía crear a su alrededor. Siempre he pensado que la tecnología debe transmitir sensaciones y no sé si sería él, la marca, los productos o el campo de distorsión de la realidad – cuanto tiempo sin mencionarlo – los que me atrapaban viendo aquellas imágenes.
También observaba, con cierta envidia sana, a las personas que desde aquellos asientos asistían en directo al espectáculo. Fijarme en sus caras, asombrados por un “one more thing”, o un giro de guión improvisado. Ellos también eran parte de la keynote, y Apple los había puesto allí para que fueran la primera línea de información que se transmitiría al resto del mundo.
Me vi muchas veces allí, y hoy soy uno de ellos.
Todo lo que nació en cuatrodoce, todo lo que vino después, no ha hecho más que emocionarme todavía más, de querer contar todavía más – y de querer hacerlo mejor. Este lunes partiré hacia Cupertino invitado por Apple, con el inmenso honor de ser de las primeras personas del mundo en visitarlo, e inaugurar el Auditorio Steve Jobs en la primera keynote que se celebra allí.
Si me permitís un hueco para que os lo cuente a mi manera, lo haré mediante Applesfera, con artículos y vídeos. También con algún Live desde el Facebook de Applesfera y Twitter. Para la parte de curiosidades o cosas más informales, estaré comentando todo mi viaje en mi twitter @pedroaznar y con las Stories de mi Instagram.
Y aún así me sigo sintiendo ese aficionado a la marca que quiere guardar cada momento en CDs, en la memoria, en artículos, en podcasts, donde sea… Sigo pensando que todo lo que hace especial a los momentos es que puedes compartirlos: por eso creé cuatrodoce, y ahí empezó todo.
Nos vemos al otro lado: espero transportaros junto a mi – más allá de esta pantalla desde donde estéis.